Sopla al viento y golpea a la sombra
Curaduría por Marco Valtierra
Asistimos a los vestigios de una fiesta a la que nadie llegó, quizá porque nadie fue invitado. En todo caso, una fiesta para una sola invitada y sus amigxs imaginarios.
Sopla al viento y golpea a la sombra es la primera exhibición individual de Natalia Rodríguez Caballero (Monterrey, 1990) en Proyecto Caimán. La muestra es, esencialmente, el resultado de la conjunción de dos intereses; la retórica medieval a partir de la apropiación de La nave de los necios de Sebastián Brant, en la que la artista interesada en las siluetas, las abstrae por medio de la acuarela para casi hacerlas desaparecer. El afán persiste como necedad. Dicho imaginario medieval encuentra desdobles en varias formas: banderas, escudos y tipografías góticas, al tiempo que anuda nociones históricas sobre la locura.
La imagen inmediata de este banquete-fiesta es animada por la ausencia. El día después de un gran festín, cuyos restos aparecen en un umbral hecho de posibles. Llegaron o no lxs invitadxs.
En su dimensión simbólica, el color opera para representar un 1⁄4 Clonazepam. Rodríguez Caballero articula este imaginario medieval con la estética del mobiliario clínico y, desde ese sitio, produce entre momentos de alucinación, estados de luz y calidez. Si bien, este conjunto de obras se piensa como una gran instalación, no hay que perder de vista la singularidad y potencia de sus partes.
El título de la exhibición refiere a una serie de fuerzas invisibles que se ven afectadas a sí mismas, impulsadas por un desva- necimiento estético. El viento y la sombra como fugaces y vulnerables espectros, susceptibles de ser interceptados por el disimulo.