Todo es feroz
Israel Martínez curaduría Juan Carlos Jiménez Abarca
En la poesía de Pascal Quignard fuimos a dar con el título de esta exposición: “El canto del gallo, el alba, los perros que ladran, la claridad que se difunde, el hombre que se levanta, la naturaleza, el sueño, la lucidez, todo es feroz”.
El cuerpo de obra de Israel Martínez se alimenta de la literatura, el sonido y las ciudades. No permanece en un solo medio productivo por la razón de que cada inquietud, cada forma de intervención está dada por sus necesidades espaciales y narrativas específicas. En su trayectoria, lo que puede interpretarse como práctica fotográfica se diversifica en formatos como la instalación, el registro de performance, la documentación trans/inter/media y los gestos anti-turísticos de un pase- ante por el mundo.
La reunión de proyectos que hemos traído a sala invoca fenómenos como la comunicación pública de los comunes, el murmullo y el rumor, ese terreno que produce ansiedades y urticarias en quienes desean controlar la opinión pública desde posiciones de poder. También convergen formas espontáneas de protesta que involucran la escritura, las memorias y el patrimonio material al habitar el espacio público. Ese terreno es el sitio de trabajo de Martínez, donde las sonoridades, reso- nancias y amplificaciones nos conectan con intensidades de la vida.
Obras como Reticencia y Sigilo Murmullo establecen una continuidad temática al exhibir la comunicación como forma narra- tiva y como acción performática. La información de la primera se encuentra acotada por la interrupción de un mensaje que se transmite al oído y una de las pocas entradas que sobrevivieron en la filosofía del primer y segundo Wittgenstein: de lo que no puedo hablar, debo permanecer en silencio. En cambio, la segunda opera en el murmullo que dos ejecutantes esta- blecen entre sí y el público a su alrededor, mientras dormitan y manipulan un megáfono que permanece en silencio. Menos racional que la otra, esta obra mantiene activos los vínculos que existen entre las palabras y los afectos.
La atmósfera de discreción y sigilo que implantan estas dos intervenciones contrastan con el muro que les enfrenta: Outopia, Cancelación y Vacaciones en el infierno son registros realizados en Polonia, República Checa, Grecia y Chile. Sin estar presentes, habitantes de poblaciones específicas se expresan y manifiestan diariamente en los muros y en las calles: denun- cias, anhelos, máximas radicales y llamados a la revuelta, a que cambien las cosas. Las pintas en espacios públicos ganan intensidad y rudeza en espacios donde la desigualdad se radicaliza y se hace más palpable. Y si bien la contigüidad de una imagen de la utopía con un osario puede interpretarse como el fin de la Utopía, también es posible que dirija la atención a su continuidad. Porque aunque ésta nunca llega a realizarse, no dejan de aparecer utopistas cada año y en cada región del mundo.
Todo es feroz se compone de un concierto de obras visuales, editoriales y sonoras que han visto el mundo pero no han tenido oportunidad de exponerse en Guadalajara. La coyuntura social e institucional del estado y la capital nos ha parecido suficiente para elaborar esta selección, ahora que la sociedad se debate y participa de las batallas entre caciques y agentes de violencia. Ante una realidad que muerde, rompamos el silencio.
Juan Carlos Jiménez Abarca